miércoles, 23 de abril de 2014

¡Feliz día del libro!

¡FELIZ DÍA DEL LIBRO!

Para celebrarlo, y ya que debido a los exámenes no he podido leer mucho que digamos - y para no ser un blog solo de reseñas, claro- he decidido añadir secciones, y como hoy es el día del libro, ¿cómo celebrarlo mejor si no es con un micro relato? Espero que les guste :3

Recuerdos, a su pesar.

Acarició aquel recuerdo como un ciego acaricia el terciopelo, apreciando cada resquicio, cada sensación que le producía.
Había pasado tanto de eso que tuvo que abrir un pequeño diario que escribió especialmente para ella. Lo hizo con cautela, demasiado lento para mi, que esperaba ansiosa cual niña en la noche previa a los regalos de navidad.

Podría decirse que caí de bruces hacia ti, tú me recogiste con tu habitual rostro impasible ayudando a levantarme. Llegabas tarde y sin razón alguna salí corriendo pero el destino quiso que nos encontrásemos, a veces maldigo que sea así de caprichoso
Solamente salió un tímido hola de nuestros labios, mis amigas que esperaban en un bar quedaron impresionadas. Tus modales y simpatía hicieron mella en ella, ¿quién no podría quererte? Yo lo hago, escribo este diario sin saber si algún día tendré un futuro contigo, tal vez quede en nada, algún día sé que acabarás haciéndome daño y no volveré a verte.
Nuestro primer beso sucedió casi sin querer llegando a convertirse en un leve roce pasional lento y pausado. Solo nuestros ojos, espejos del alma podían haber expresado lo que sentimos durante aquellas semanas tras una fría pantalla de ordenador.
Nos habíamos olvidado del mundo, nuestros corazones latían al unísono, tus manos se posaron dulcemente en mi zona lumbar, las mías en cambio se encontraban entrelazadas en tu nuca. Casi sin darme cuenta la acaricié y jugueteé con tu alborotado pelo al separarme de esos carnosos labios que había ansiado besar desde el día que caí completamente enamorada de ti.
Recordarás que tomamos caminos separados tras aquel dulce beso de despedida, ambas supimos lo que significó aunque no le diésemos importancia en ese momento.
Los meses pasan, nuestra vida cada vez más unida, nuestras manos cada vez más firmes, vamos juntas de la mano sin saber siquiera a dónde.
Hoy día tres de Julio me pides matrimonio, lloro de alegría y te digo que sí. Ese mismo día me presentas a tu madre, solo puedo sonreír de felicidad.
-Si algo te pasase no podría vivir sin ti- me dijiste al compartir uno de tantos momentos románticos que queríamos vivir.
-Verás que sí- te dije en un susurro- Hazlo, incluso cuando ya no estemos juntas, cuando tu corazón deje de latir por mi. Hazlo, te lo suplico.
Salimos a la luz de la luna, me abrasaste por detrás e hiciste que mirase a una estrella en particular, me dijiste que incluso yo era más bella. Solo sonreí como nunca jamás pude, te besé, me pegué mucho a ti. Eras tú y solamente tú la mujer de mi vida.

Abracé a mi madre y me eché a llorar, acaricié su espesa cabellera y le sonreí. Ella también lloraba, no sé decir de qué manera, si de felicidad o tristeza por eso decidí permanecer a su lado. Las palabras se nos atascaban en la garganta, no pudo seguir, al menos no ese día. Le pedí con la mirada que siguiera, lo necesitaba. Ella tenía los ojos llenos de amor, por entre sus labios se podría entrever un atisbo de sonrisa aunque sus lágrimas entristecieron su cara. Nunca supe qué había pasado con aquella furtiva historia de amor, para ello hizo falta mucho tiempo.
-¿Eso es todo?- me pregunta Alba.
-Sé paciente hija- digo con voz calmada.
Esa noche ambas nos fuimos a la cama temprano. Volví a escuchar esa historia una semana después, parecía como si los recuerdos la hubieses consumido. Se sentó en la misma silla y comenzó a hablar. Esta vez no tenía el diario en sus manos.

Aquella noche me sentí especial, un beso dejó paso a que me hubiera en su cuerpo, aprendimos a amarnos en silencio, recuerdo con exactitud lo que escribí. Uno solo beso es necesario para perderme en tu mirada, en tus labios, solo bastó uno más para que me enamorase más de ti. En tu habitación tus besos empiezan a perderse en mi cuello, completamente aturdida solo soy capaz de acariciarte la espalda. Poco a poco la ropa desaparece por entre las sábanas al igual que nuestras manos. Me susurraste algo que no entendí, te besé como jamás lo había hecho y busqué a tientas lo prohibido.
Tu respiración se encontraba agitada, ambas sonreímos. Nací de nuevo, fue verte dormida a la luz de las velas y saber que sería bonito, te amo con cada átomo princesa.- pausa- Así de bien pasamos mucho tiempo, íbamos a la playa, hicimos planes de futuro y todo juntas. Desde que tuve en mi poder un teléfono móvil me pasaba hablando con ella mediante el whatsapp.
Se paró tras esa frase, me dirigió una sonrisa y respiró hondo, aún conservaba la calma, sus ojos se rallaron pero siguió
Me has despertado con un gran desayuno, un beso y una bonita sonrisa, casi me puedo acostumbrar a esto, odio las despedidas ¿sabes? Odio la moda, odio las mentiras pero sobre todo odio el saber que me tengo que ir de tú cama, donde cada noche que he pasado he vuelto a nacer.
-Dime que me quieres- le pedí llorando, sentí como no era lo mismo, había pasado dos meses desde nuestra última salida y la noté tan ausente que me asusté.
-Te amo princesa, quererte es poco, te he echado de menos. Te amo nunca lo duces- me abrazó como si fuera un espejismo, se aferró a mi con fuera, como me aferraba yo a lo nuestros.
Has llorado lo sé, tus ojos están humedecidos al igual que tus mejillas. Me lo contaste, entonces mis mejillas fueron bañadas por amargas lágrimas, mis ojos se enrojecieron y dándome igual todo corrí por la estación. Sé que me seguías e incluso llegaste a alcanzarme. ¿Qué nos pasaba? Me coges desde atrás, pataleé, la gente mira, mis nervios se calman cuando suavemente me llamas por mi nombre de pila.
-No significó nada, te quiero a ti, métetelo en la cabeza.
Sin saber por qué te creo, nuestros labios se funden tal como en el primer beso, apoyo mi mano en tu pecho, aún tu corazón late por mi,te quiero, serás única, dejarás huella.
-Y no me equivoqué- dijo en voz alta, su mirada se paseó por la estancia y al ver un pequeño colgante sonrió.
Llegas a mi casa con una de tus mejores sonrisas, me tapas los ojos y me sorprendes con un colgate, no con uno cualquiera sino con nuestro símbolo, el infinito y tan solo seis meses después de nuestro primer beso. Dicen que científicamente amamos solo seis meses, pero prometo amarte siempre, hasta que mi corazón deje de latir.
De nuevo las lágrimas abarcaron un momento sus ojos para luego desaparecer, no hizo más comentarios y se perdió en su habitación un día entero.
-Los recuerdos son malos si se tiene una espinita dentro- me dijo dos días después- Había pasado solamente un mes de aquella tonta disputa, un mes en el cual tuve que sumergirme en los estudios y no me di cuenta de nada. Lo que te voy a contar ahora no está en ningún trozo de papel sino en mi corazón.

-No te quiero Lis, mi corazón pertenece a otra desde hace mucho., mi corazón late por otra, tal vez nunca te quise, viví engañada.

Sus palabras me retumbaron en el corazón,perdí los papeles, la insulté, lloré como nunca y desaparecí sumida en un llano que a día de hoy siento.
Nadie de mi familia se enteró, pasé los meses estudiando, desde que podía salía con mis amigas a bares de ambiente, conocía a una chica cada vez pero no llegó a nada. Había aprendido a no echarla de menos, más bien a olvidarme de ella aunque sé que en el fondo me engañaba a mi misma.
Un año después sin buscarlo una chica llamada Anna se cruzó a mi camino. Eso si fue verdaderamente bonito, no tenía que aferrarme a nada, cada día era mejor que el anterior, tuvimos peleas tontas, quien entraría a la ducha primero, quien quería más a quien, quién preparaba la cena.. Siempre dicen que el primer amor te deja huella y en mi caso fue así pero quise a Anna mucho, tanto o más como a ella.
¿Así sin más- le pregunté ansiosa.
-Después de la cena te lo terminaré de contar todo.
Y así fue, una vez cenadas se sentó en su cama con la mirada ausente trasladándose muchos años atrás.
-Cuatro años después Anna comenzó a trabajar como jefa en una tienda de ropa y nuestra relación dio un pasó más. Me quedé embarazada, tuve a una hermosa niña. Anna la amó con cada átomo de su ser, ambas pasábamos horas mirándola como si cuando dejáramos de hacerlo se le olvidaría respirar. Se ofrecía cada noche a cuidarla para que yo descansase, fue una madre ejemplar, vivía y respiraba por la pequeña y por mi, la amé aprendí a dejar el pasado a atrás y viví una historia inolvidable con ella pero Helena volvió.
Apareció en mi casa con una caja de bombones, parece que aún la estoy viendo, plantada allí con su habitual vestimenta, con esa sonrisa que me había enamorado.
Nos hicimos amigas, pasábamos demasiado tiempo juntas, Anna y yo cada vez teníamos más peleas por su culpa, me enamoré de nuevo y me odié. La eché de mi vida, sufrí, la quería pero era feliz con Anna, la amaba, había estado ahí siempre, te tuvimos, nos uniste más que nunca, hija.
-Y a día de hoy las sigo queriendo tanto o más que el primer día.-El rostro de mi madre apareció por la puerta. Había un brillo en sus ojos que la delató, había escuchado todo, sabía la historia.
Se abrazaron con ternura yo apenas tenía dieciséis años y no entendía el amor verdadero pero en ese instante lo entendí, supe lo que era, se amaban, mi madre había encontrado la felicidad, no me contó su historia por pasar el tiempo Alba, me constó su historia para enseñarme que no me debía hundir, que una debe seguir adelante, no se puede dar un cien por cien en una relación, no es lo mismo amar siendo una adolescente que una adulta. No tengas prisa por amar pequeña, vive, '' decir te amo es como estar en un tiroteo si disparas primero será mejor que no falles''.




Feliz día del libro :3


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